top of page

Lo que Flow nos quiere decir sobre "fluir con la vida"


Pic by Google


Cuando se estrena una película animada, la mayoría de las personas la asocian automáticamente con el cine infantil. Hemos crecido disfrutando de historias como Shrek, Madagascar y Kung Fu Panda, donde animales antropomórficos hablan, gesticulan como humanos y nos hacen reír.


El cine de animación ha revolucionado el entretenimiento porque, en teoría, es apto para todo público. Pero Flow, dirigida por Gints Zilbalodis y nominada a los Premios Oscar 2025, rompe con esa percepción. Toda la historia se cuenta a través de la animación, el sonido y la música, lo que la convierte en una experiencia más sensorial e interpretativa la cual nos propone una narrativa sin diálogos y aborda temas tan profundos y adultos que refuerzan la idea de que la animación no siempre debería categorizarse bajo el mismo estándar.


Cuando la vi, sentí frustración. No por la historia, ¡sino por la gente! Y aunque suene fuerte, creo que es necesario decirlo: este tipo de películas pueden ser tan maravillosas que muchos espectadores, acostumbrados a ver animación como un producto infantil, no tienen la capacidad de apreciarlas.


Se sintió como cuando la gente ve una película de Hayao Miyazaki y dice que no la entendió. No porque la historia sea complicada, sino porque no están dispuestos a mirar más allá. A veces el cine de animación no necesita explicaciones, solo la disposición de sentir y dejarse llevar.


Pero bueno, dejando de lado esa reflexión y volviendo a lo realmente importante, Flow ya ha tocado muchos corazones alrededor del mundo. Y quiero compartir algunos de los temas que más me impactaron en esta historia:



Los protagonistas: animales que actúan como animales

La historia sigue a un gato y a los compañeros que encuentra en su camino, pero sin humanizarlos ni convertirlos en personajes cómicos. Aquí, los animales actúan, expresan y viven como lo que son.


Flow explora temas existenciales como la supervivencia, la adaptación al cambio y el sentido de comunidad en un mundo incierto. Más que una aventura, es una experiencia filosófica.



Aprender a vivir con lo diferente

A lo largo del viaje, el gato conoce y convive con otras especies, cada una con su propia manera de expresar el miedo, la incertidumbre y la expectativa. Sin una sola palabra, la película nos enseña sobre el sentido de comunidad en situaciones adversas, el trabajo en equipo y la tolerancia frrente a las diferencias.


A medida que avanza la historia, la supervivencia supera el individualismo y se transforma en colaboración y la aceptación de lo desconocido. Se convierte en una experiencia compartida



El abandono

Todos los animales que van a la deriva son encantadores pero el ave representa algo más profundo. En un momento clave su grupo la deja atrás y sigue su camino, un acto que parece cruel pero que refleja la dureza de la naturaleza y de la vida misma. Muchas veces nos dejarán atrás por decisiones fuera de nuestro control o por circunstancias ajenas pero la vida sigue su curso y tenemos la opción de estancarnos o seguir adelante.


Mientras las aves dejan atrás a una de las suyas, el gato, que inicialmente era solitario e instintivo, aprende a convivir con otros animales en el bote. Esta escena podría subrayar el contraste entre el abandono por necesidad y la capacidad de elegir la empatía y la colaboración.



La crítica al materialismo

Otro de los personajes se afana por acumular cosas, otorgándoles protección desmedida y una importancia irracional en un mundo donde la supervivencia es primordial. Mientras los demás fluyen, este animalito se aferra a objetos materiales.


Cuando alguien se aferra a sus pertenencias en un mundo caótico y en constante movimiento, los objetos le dan una sensación de estabilidad y control. Es un reflejo de cómo algunas personas, ante la incertidumbre, buscan seguridad en lo material.


La cantidad de metáforas que tiene la hacen para mí una película increíble. Mientras el gato aprende a soltar y adaptarse al “flow” de la vida, uno de ellos sigue atrapado en su apego. Esto podría reforzar la idea de que, para sobrevivir en un mundo cambiante, hay que aprender a dejar ir lo que ya no es esencial.



La lealtad en un mundo sin certezas

En Flow podrás identificar otro personaje cuya presencia recuerda cómo, en situaciones difíciles, la conexión con otros puede ser una fuente de fortaleza. No importa cuán caótico sea el entorno, este animalito que representa la fidelidad y el instinto de protección sigue a su grupo, demostrando que la compañía y la lealtad pueden ser más valiosas que la simple supervivencia individual.



La calma y la resiliencia

Por último y no menos importante vemos un animal que con su sabiduría tranquila encarna la paciencia y la capacidad de adaptación. En la naturaleza es sociable con otras especies y en la película, este personaje refleja esa misma esencia, aportando un contraste con el gato, que al inicio es más solitario y desconfiado.


Lo que amé de este personaje es que acepta el cambio con serenidad. Representa la capacidad de fluir con la vida sin luchar contra lo inevitable, una cualidad clave en la narrativa de Flow.


Mi conclusión

El cine de animación es una de las formas más potentes de arte en la cultura digital. A través de imágenes, sonido y movimiento, es capaz de evocar emociones profundas sin necesidad de palabras. No todas las películas animadas son infantiles, y Flow es un claro ejemplo de ello. Su narrativa minimalista me hizo sentir, a interpretar y a reflexionar sobre la vida sin la estructura convencional de un guion hablado.


Es una historia maravillosa que, sin subrayar respuestas y con un final abierto. Me recuerda que lo único constante es el cambio, que la vida fluye como el agua, llevándonos por caminos inciertos donde adaptarse es la única opción. Al final, no se trata de encontrar un destino, sino de aprender a moverse con la corriente.

 

Comments


Contacto

¡Gracias por tu mensaje!

bottom of page