top of page

Tecnofobia, tecnoestrés y tecnofilia

El uso de las nuevas tecnologías tomó una fuerza asombrosa durante el año 2020 y aunque ya veníamos aprovechando sus bondades a través de dispositivos con acceso al mundo digital las 24 horas, su aceleración fue evidente durante el confinamiento desatando además diferentes manifestaciones con relación a su uso: la tecnofobia, el tecnoestrés y la opuesta tecnofilia.




Desde años anteriores profesionales en psicología nos han advertido sobre los riesgos del mal uso de las nuevas tecnologías, los cuales se traducen en trastornos como la antipatía o inclusive el miedo irracional al mundo digital y al uso de los dispositivos (Tecnofobia), también el estrés y la ansiedad asociados a los problemas de adaptación a las nuevas herramientas (Tecnoestrés) y la afición desmedida por permanecer conectado, utilizar herramientas digitales.


Conforme a las afirmaciones de Larry Rosen, psicólogo de la Universidad de California, existen tres tipos de tecnofóbicos: los incómodos, los cognitivos y los ansiosos. Los tecnofóbicos incómodos son quienes hacen uso de la tecnología pero no se sienten cómodas utilizándola, los tecnofóbicos cognitivos son aquellas personas que utilizan las herramientas tecnológicas con temor y constantemente sienten que no tienen el conocimiento suficiente; por último los tecnofóbicos ansiosos que se refieren a todos aquellos que viven al filo del pánico, pueden tornarse impacientes, sudorosos y hasta presentar palpitaciones. En este caso ya se considera una condición patológica.


Por otro lado el tecnoestrés es un término que registró por primera vez en 1984 en el libro del psiquiatra norteamericano Craig Brod "Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution" y está relacionado con los efectos negativos a causa del uso de dispositivos y las tecnologías de información y comunicación. El tecnoestrés entonces se define como "una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable."


A diferencia de los dos fenómenos anteriores existe una condición contraria y es la tecnofilia. Las nuevas tecnologías han sido el origen de este tipo de adicción. Chats, Internet, apps en el móvil, los videojuegos, entre otros, están provocando numerosos casos de dependencia entre quienes encuentran en estas herramientas un refugio que les aleja de sus problemas emocionales o familiares y también, hay que decirlo, de la incertidumbre ante la pandemia.


Soy partidaria de que la tecnología surgió a lo largo de la historia como una forma de superación que ha buscado constantemente el progreso y la calidad de vida de las personas, es totalmente inherente a la evolución humana sin embargo, está en nuestras manos relacionarnos de forma armónica y sana con ella.


Me aventuro a decir que el mayor problema con relación a la aversión, el estrés o por el contrario la adicción extrema son el resultado de deficientes procesos pedagógicos en cuanto su utilización ya que no es igual hablar de tecnología con personas de un rango de edad de 15 a 25 años que con personas mayores de 50 años.


Es importante decir que no siempre el desagrado hacia la tecnología es estrictamente un tema de desconocimiento, también puede tener su origen en posiciones ideológicas y movimientos conspirativos paradójicamente muy comunes en internet.


¿Cómo proceder ante la tecnofobia y/o el tecnoestrés?

Ambas condiciones son muy comunes en el medio laboral debido al cambio acelerado y constante, con base en mi experiencia y mi perspectiva recomiendo tres alternativas para combatirlas:


1. Formación con enfoque holístico: para ello es indispensable que las organizaciones se comprometan no solo a invertir en dispositivos y tecnología de punta, los procesos de capacitación se deben adaptar a las personas, no al contrario. Es insuficiente ceñirse a un simple tutorial sin iniciar un proceso de gestión del cambio que involucre a los participantes con espacios donde puedan opinar, indagar y expresar su sentir frente esta nueva etapa.


2. Rompa con los mitos: existen medios dedicados a los temas tecnológicos y nuevas tendencias que ilustran información confiable y que sirven como una plataforma de aprendizaje. Evite caer en los mitos de contenidos falsos que carecen argumentación oficial, esto le permitirá establecer confianza con la tecnología y hacer uso de ella sistemáticamente.


3. Soporte psicológico: dentro o fuera del ámbito laboral cuando existan casos de gravedad considerable, se requiere del acompañamiento de profesionales que por medio de terapia y otras técnicas pueden tratar este tipo de fobias para que gradualmente las personas puedan desenvolverse con las herramientas tecnológicas y/o el uso de ordenadores sin sentir ansiedad o rechazo.


¿Cómo proceder ante la tecnofilia?

Lo primero que se necesita para poder superarla es voluntad. Reconocer y comunicar que estamos presentando rasgos de tecnofilia es un gran paso. El entorno familiar y personas cercanas constituyen una parte fundamental para este proceso.

Cambiar de hábitos: hacer actividades al aire libre, socializar, aprender algo nuevo, leer, practicar deporte, volver a la naturaleza... son opciones provechosas para combatir el uso desmedido de dispositivos o inclusive la revisión constante de redes sociales.

En casos severos igualmente será necesario tratamiento especializado con atención psicológica y psiquiátrica, recuerda que no está mal pedir ayuda. La salud mental siempre será lo primero.

 

Comments


Contacto

¡Gracias por tu mensaje!

bottom of page